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Ya descansaré cuando me muera

María Garrido

Hablar sobre uno mismo sin caer en algún error de memoria o de valoración, no es fácil. Por eso quiero, en primer lugar, aclarar que no pretendo ser modelo ni ejemplo para nadie. Solo pretendo compartir todo aquello que he constatado puede ser útil para mejorar la calidad de vida de las personas, tanto física como psicológicamente.

Me llamo Belén. Soy licenciada en Psicología, Técnico superior en Dietética y Nutrición, Diplomada en estética. En diferentes etapas de mi vida hice cursos variopintos, como: patronaje industrial, cursos de economía ( derivados, opciones, futuros). Estudié asignaturas sueltas de Derecho en la UNED…

Nací en el seno de una familia disfuncional. Mi madre tenía un trastorno limítrofe de personalidad y mi padre era un narcisista en ciernes. Su relación era de codependencia patológica; de tal forma que todo el que se acercó a ellos salió inevitablemente tocado.

Como pincelada sobre mi infancia diré que tuve la oportunidad de ver a mis padres pegarse, insultarse, perseguirse con cuchillos…. A mi madre ponerle los cuernazos a mi padre usándome a mí de alcahueta…. Sobre mi adolescencia, los recuerdos son tan sombríos que prefiero pasar de largo sobre ellos. Y en mi juventud un amigo de mi padre abusó de mí, dejándome  embarazada. El amigo era casi veinte años mayor que yo y casado. Mi padre para arreglar “el asunto”, convino con el abusador, al cual protegió sin miramientos, en llevarme a Inglaterra para que allí abortase. Así que fui llevada al extranjero sin ser advertida de lo que se pretendía de mí.

Estos fueron mis inicios en las diferentes etapas importantes de mi vida. A partir de nacer mi hija, me negué a abortar, mi padre se dedicó sistemáticamente a masacrarme psicológicamente. Nunca me perdonó que yo supiera de las aventuras de mi madre, la cual si me chivaba a papá de sus correrías me castigaba sin su cariño. Y jamás me preguntó que había pasado con su “buen” amigo.

Lo que busco al abrir mi vida a quien pueda leer este blog es, sencilla y llanamente, hacerle partícipe de la lucha, las batallas ganadas, las estrategias usadas para evitar que se cumplieran las profecías de papá: “Nunca serás nada”, “Con una hija soltera solo puedes ser puta”. O las de mamá: “Hija, acabarás con la cesta de los pollos”.

Para todos  aquellos que me conocen, esto es nuevo. Pero sirva de aval esta historia para hacer creíble lo que iré explicando y recomendando a lo largo de este blog.

Y cómo dije en la presentación del blog, fueron los números los que me ayudaron a salir, a superarme, a respetarme. Fueron amigos que nunca me engañaron y que cuando  les hice caso, me fue bien. Los sentimientos son necesarios, son inherentes a los seres vivos, pero aplicar más sentimiento del necesario, en las diferentes situaciones conflictivas a las que nos enfrentamos, agota y a veces destruye. Aprendamos pues a contar, a sumar, a restar…., no es tan difícil.

No tengo recuerdos de esa etapa

Que guapa era a mis dos años.

Mi primera infancia

La vida es el presente

No es que esté muy guapa, pero soy yo. Nunca he sido fotogénica.

Mi evolución

El pasado no se puede cambiar

No se la edad que tenía. Seguro que más de sesenta.

Escogida al azar